El espíritu de las vanguardias aparece, y de una manera que no es nada furtiva, en las piezas con las que Paz Cohen ha integrado esta exposición. Pero en sus trabajos también destacan, de modo simultaneo, huellas del proceso globalizador que surge de las metrópolis del control trasnacional, y que es característico de nuestros tiempos postvanguardistas (o postmodernos o del capitalismo tardío). Y tal contrastante realidad genera, a la vez que es una posibilidad de enriquecimiento conceptual para la artista, cierto desasosiego (cultural) en quienes apreciamos sus obras
Frecuentemente ha sido planeada la urgencia de recuperar, para nuestra época, el sentido que para la cultura artística tuvieron las vanguardias (sobre todo europeas, pero no solo) de la primera mitad de esta centuria y las neovanguardias (estadounidense y europeas) que florecieron en la posguerra y cuya vigencia perduró hasta los años 70 (aunque sus secuelas aun se resientan). Pero lo que intranquiliza no es, en este caso, la . filiación de tipo vanguardista que Cohen demuestra, sino el hecho de que ella, a la vez que participa de las neovanguardias, ejemplifica un hecho singular: que la globalización cultural ya ha alcanzado a influir en un genero artístico (de raigambre vanguardista) que, si bien es trascendente, es poco cultivado (e incluso marginal) en nuestro país: el genero del ensamblaje
Los alcances de 1a globalización, en el caso de Cohen, pueden aquilatarse si se recuerda que, hasta hace pocos años, eran los artistas occidentales que provenían de las áreas mas industrializadas quienes artística y críticamente opinaban acerca de la situación de la cultura occidental, y tales alcances pueden ser evaluados si se toma conciencia de que, en este caso, es una autora mexicana quien osa hacer tales señalamientos. Nuestros parámetros están occidentalizados, es verdad, pero antes había campos reservados para quienes habitan en las metrópolis en las que se toman las decisiones de alcance mundial, aunque tales determinaciones nos afecten de un modo mas severo a los tercermundistas que a los demás
Carlos-Blas Galindo
En el filme “2001: Odisea del espacio” (1968) de Stanley Kubrick aparece una escena que resulta imposible de borrar: un personaje prehistórico labora con un hueso que de pronto queda suspendido en el aire y que gracias al montaje se convierte en una nave espacial del futuro. Ese aspecto en el cual la inteligencia y las máquinas están unidas por los hilos finísimos del “progreso”, es uno de los temas que aparecen en la obra de la artista visual Paz Cohen. Ella trabaja con fragmentos de cuerpo, sugerencia que alude a ese hombre que pierde una parte de sí mismo, llámese anatomía, en algunos casos, y alma, en otros, con tal de afiliarse a procesos civilizatorios que lo envuelven en un torbellino. Las pinturas y las piezas escultóricas de Cohen van a contraflujo de ese movimiento devastador y tienen esas reminiscencias que nos llevan al arte metafísico de Giorgio de Chirico y de Carlo Carrá; sin olvidar que algo de su paleta alude al universo asfixiado y terrible de Francis Bacon. De manera simplista se pensará que Cohen está en la órbita del surrealismo, al fin de cuentas Remedio Varó ilustró máquinas para todo tipo de uso, sin embargo el trabajo de Paz deriva de reflexiones de otra índole. En la inmovilidad del cuadro está el tiempo retenido que en sus condensaciones otorga fidelidad a su pensamiento humanista, que se complementará con esculturas móviles y cinéticas que despliegan el rizo de lo que invoca la repetición. Espacio y tiempo dialogarán entonces para que la obra de Paz Cohen, tan plena de lirismo, establezca ese clamor en donde la queja está aunada al gesto erótico de los cuerpos, como si a pesar de todo, en ese último rayo de inteligencia, en el crepúsculo de los días, se tuviera un dejo de esperanza. Al menos ese es el reto del arte de nuestros días: otorgar los elementos que nos salven de la inminencia del vacío. De otra manera la experiencia plástica se colma de abismo y lo mejor es olvidarla. En el caso de “Espacio-Tiempo”, Cohen deja que broten las reflexiones y que el espectador observe el devenir a través de los reflejos del talento de una artista en plenitud.
Andrés de Luna
Desasosiego, inquietud, esa es la impresión inicial que provoca en nosotros la obra de Paz Cohen; una profunda inquietud existencial ante el espectáculo trazado en su obra de una humanidad asediada por padecimientos y que no ha resuelto, aun con los prodigios científico-tecnológicos de que esta repleto este fin de milenio, el dilema de una anhelada convivencia justa y pacífica.
Cuerpos fragmentados, destrozados; brazos, torsos, piernas, sillas de ruedas, se suceden ante nosotros a manera de caótico desfile de prótesis y aparatos ortopédicos que: nos ponen cara a cara con la permanente condición enfermiza del hombre. La enfermedad aparece aquí como signo consustancial a la civilización. Al respecto, nada resulta mas evidente que las incontrolables pandemias quo junto a nuestra globalizada civilización dirán adiós a este siglo.
A través de sus ensamblajes electro-mecánicos y de objetos emergidos de nuestra cotidianeidad, Cohen nos presenta a una humanidad masificada, sin rostro, despersonalizada por la sociedad de consumo. La sociedad actual como un conglomerado de actitudes, creencias y tradiciones en constante mutación, donde no es posible distinguir ya la originalidad ni la individualidad máquinas y objetos, y la arrebatadora experiencia humana de trascenderse y convertirse a sí mismo en un objeto. John y Juanita, las sillas con brazos, representan este proceso simbiótico y de metamorfosis. A propósito de las sillas, me parece que nada simboliza mejor nuestra contemporánea vida doméstica que un par de objetos: el sillón frente al televisor.
El de Paz es un retrato de los tiempos actuales en los que sociedades como la nuestra aún no están bien repuestas del vértigo que provoca la modernidad cuando ya deben ser postmodernas. Lo que Paz Cohen quiere señalarnos es la necesidad de detenernos a reflexionar sobre las desventajas de una globalización hegemónica, sus riesgos y errores.
Paz Cohen nos invita a encontrar la soluci6n. Su obra es un intensísimo llamado a restablecer la cordura natural que alguna vez todos tuvimos y que hemos extraviado y que, en principio, queremos recobrar.
Sus pinturas tienen figuras humanas sin cabeza, figuras humanas fragmentadas, encerradas en cajas y círculos, cubiertas con malla de alambre, pegadas a engranajes, cables y tornillos. La instalación de Cohen ( La marcha ) de siete maniquíes de aparador, cuyas partes corporales bajas terminan en tubos metálicos y barras, se arregla como una marcha hacia una señal de tráfico que dice STOP. Con ésta y otras piezas, Cohen ha creado un infierno de Dante con una vida urbana mecanizada. Dentro de lo más mordaz, se encuentra un complejo de piezas hecho de pedazos de metal con listones metálicos oxidados, que representa una figura femenina extendida sobre un marco de metal negro como un mártir cristiano. Dos manos plásticas de color rosa se alzan desesperadamente desde un engrane, una rueda y un eje de un volante. El movimiento, el sonido y la luz animan esta construcción.
Algunos pueden pensar que este trabajo es una clase de surrealismo conceptual adaptado a opiniones postmodernas. Algunos pueden asombrarse de su arte formalista y naturaleza espiritual. Cohen sin duda ha perfeccionado sus imágenes y su habilidad. En realidad su obra completa tiene el convencimiento propio de profesionalismo que contradice la rudeza emocional, la vulnerabilidad sicológica, el dolor físico de tener su mundo en un a confusión y transtorno que caracteriza la inmigración.
El choque perpetuo entre los destructores mecánicos de carne y huesos, claramente describe la vida en las calles de nuestras ciudades Americanas. El horror mortal que esta en evidencia en mucho de las imágenes de Cohen es simplemente un espejo sobre nosotros mismos y la muerte y destrucción de nuestra vida violenta experiencia urbana. La música, plantas y otros tranquilos elementos revelan las irónicas y frecuentes actitudes hipócritas en la sociedad Americana que esta empeñada en negar y culpar a otros.
El inmigrante, lleno de sus fervientes esperanzas de una mejor vida, y la lenta desmistificación de la realidad del “ paraíso “ económico, social, y/o político como se revela al forastero, es evidente en su trabajo. Es evidente en su trabajo.
Estas impedidas y truncadas formas de vida con sus frecuentes estrujadas y rayadas extremidades, sus torsos sin cabeza y extenuados, partes de cuerpo parcialmente reconocidas tienen toda la esencial angustia y existencialismo que lo atrae dentro del terreno de arte, sin embargo esto no es solo arte, es realidad.
Adolfo V. Nodal
Director General
Departamento de Asuntos Culturales de los Angeles Cal.
EI trabajo de Paz Cohen revela el impacto visual y psíquico que ejercen sobre la artista las ciudades y la sociedad capitalista de los Estados Unidos. Sus obras monumentales y apabullantes están compuestas básicamente de maquinaria y fragmentos de cuerpos: máquinas mitad hombres, mujeres mitad máquinas; hombres mitad maniquis. maniquis mitad muñecos. La humanidad en camino ala deshumanización, a la automatización
EI "progreso" y la enajenación se mezclan en estas esculturas kinéticas produciendo un efecto de robots en cuyas cavidades el espectador, al asomarse, se ve reflejado en un espejo. El arte de Paz Cohen no sólo muestra la mecanización humana sino que integra en su obra a todo aquel que la mira
Pedazos de maquinaria, balanzas, rodillos, fierro viejo, tela de gallinero, muebles, cajas, anuncios, maniquíes desmembrados; acéfalos en su mayoría, todo enmarca esta terrible e inconsciente danza envuelta en texturas, colores, sonidos y movimientos
El dinamismo artístico que emana de estas obras proyecta por un lado, la capacidad que tiene la artista de distinguirse del otro, de entender al otro y de representarlo bajo la óptica de una aguda crítica; es un reflejo de su autodefinición. Por otro lado, las instalaciones de Paz Cohen son un mensaje social, un grito humano que tiene la intención de detener la terrible transformación de los seres humanos en autómatas
Es muy importante en estos momentos, que en Tijuana, frontera con Estados Unidos, se presente la obra de una artista mexicana que sabe mirar el peligro que esta mas allá de la máquina, pero que sabe también representar el nexo mecano-humano con sabiduría y madurez y con un gran arte comprometido que busca el cambio
José Luis Martínez - Director del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA).
El trabajo de cohen se cubre con la psicosis cultural de una artista. Cuya vida y talento debe fluctuar entre dos mundos (y, en el caso de una mujer, tambien existe un tercer mundo). Mecano / fragmentacion, su proyecto actual es un esfuerzo monumental para reflejar la terrible interaccion entre la humanidad y el "progreso" entre lo vivo y lo mecanico. Su reciente exposicion en el consulado mexicano, que muestra 100 esculturas cineticas y acuarelas, fue de un frenesi de lo mejor: un panorama de maquinas y partes maquinizadas del cuerpo girando, con impetu y movimiento. Una serie de extremidades se mueve en ritmo const ante con engranajes, sonido, luces, y partes mecanizadas: las manos y brazos son impulsados, no por la fuerza muscular, sino por el poder insistente e implacable de la maquina. Cohen nos dice que nuestra peculiar locura social se encuentra en nuestra entrampada relacion con la maquina. Sus acuarelas no. Tienen la simpatia amigable e innocua del "arte sudoccidental". En su trabajo, el espiritu humano pide a gritos la libertad perdida en sus propias creaciones industriales.
La funcion de nuestros cuerpos es cazar, correr, brincar, girar y danzar. Pero nuestros cuerpos y espiritus se han convertido en prisioneros de las señales de "camine" "no camine", del reloj omnipresente, de la programacion de la television y del trafico del conmutador. El arte de paz cohen captura esta fusion involuntaria del humano y de la maquina. Esta locura esencial, su habilidad para darle una vida tan esplendida deriva primariamente de su propio envolvimiento en la cultura mexicana, la cual no ha dado paso por completo a la maquina, en la cultura norteamericana, resumida en la horrible transformacion del cuerpo de michael jackson, el producto terminal de la ciencia moderna.
El movimiento ambiental ha señalado este nexo mecano-humano en la esfera de la politica. El trabajo de paz cohen le da una dinamica artistica. Es a la vez aterrorizante y apremiante, un mensaje loco a un mundo frecuentemente loco. Su vision es aterrorizante en su paranoia y en su verdad. Cohen explica su trabajo como un esfuerzo "para hacer que la gente se de cuenta, para hacernos pensar, antes de que perdamos nuestra alma".
Paz cohen llega en esta decada de los. Noventa con cauda del pasado del arte contemporaneo: es una herencia de formas y conceptos que en su escultura y en su pintura se transforma en una propuesta, que si bien no es tan novedosa, si es totalmente verdadera y consecuente de acuerdo con los tiempos en que se vive de una manera en donde lo industrial, lo electronico y lo digital se han convertido en las gigantescas guillotinas que han partido en dos al ser humano. Los trabajos de cohen aglutinan de una manera perturbadora los deshechos industriales, los motores para dar movimiento a esas formas" las luces de colores que nos recuerdan el origen de toda esa voragine industrial que vivimos, y por supuesto la musica que a fuerza de notas musicales y sonidos crea un ambiente que sumerge al espectador en una atmosfera de conciencia sobre la esencia del ser humano y todo lo que ha perdido
Uno de los escenarios mas dificiles de enfrentar es el dolor. En este caso, paz cohen aparece con una vision de cuerpos humanos sin cara, destrozados por el paso industrializado y mecanizado de la vida diaria. Simplemente olvidamos quienes y que somos. No hay caras, no hay solucion sugerida. Ella nos pone el espejo para que nos reflejemos mientras luchamos amargamente y sin esperanza contra las llamadas "maravillas" de los tiempos modernos
Chatarra, engranajes olvidados, piezas metalicas, barras, imagenes cataclismicas y una danza de sombras, texturas, materiales y colores son utilizados para retratar su concepcion de el dilema humano.
No es un accidente, no es una coincidencia, paz ha desarrollado su vision junto con su estilo. Ella ha experimentado el fenomeno como una persona al igual que como una artista que ha nacido en mexico y que ha venido a los estados unidos. Paz siente la responsabilidad de gritar por un cambio y lo hace exponiendo a las masas despersonalizadas ignorando su identidad, sacrificando su individualidad y aun fragmentando sus propios cuerpos en una carrera sin fin hacia el caos, confusion y enfermedad. Y aun asi abre una ventana para que nosotros encontremos la solucion, o por lo menos inventemos una esperanza.
Aaron gorienstein
Tambien mujer es 'quien aporto la mejor pieza cinetico-dadaista de esta trienal: paz cohen con "algun paisaje", maquina loca plena de gracia que hubiera hecho sonreir de gusto al propio marcel duchamp con los ruidos de pitorreo que emite mientras sus partes se mueven con picardia e intencionalidad organica
Raquel tibol critica de arte
Pintura de paz cohen es a la vez "atrevida y sutil, incierta pero aun dulcemente reafirmante"…
Ginger varney
Tecnificacion..., inconciencia humana, valores perdidos a traves de milenios de evolucion "involutiva" paradoja que surgen de lo mas profundo del inframundo, de la indiferencia hacia el ser vivo que constituye el planeta tierra… paz cohen crea la fragmentacion...
Carlos a. Jimenez vazquez periodista, "el heraldo”
La artista da un martillazo en la sensibilidad del espectador mostrando las partes vitales de sus personajes pictoricos y escultoricos, que podriamos ser cualquiera de nosotros, de una manera mecanizada
En algunos casos los intestinos son engranajes mecanicos y en otros el sexo se convierte en rigidas tuberias a las que se le pueden abrir y cerrar cuando se les necesite.
La primera impresion que nos da la obra de paz cohen es la de una sensualidad agresiva sus formas (fragmentos de cuerpos mezclados con maquinarias) tienen un caracter monumental que las hace parecer como si fuera a salir del cuadro, cosa que a menudo hacen. Cohen mezcla sus imagenes con elementos corporeos: ruedas dentadas, que giran incesantemente o texturas hechas con tela metalica. En otros casos coloca un espejo donde debia ir un plano de color y nos sorprende con el reflejo de nuestra asombrada imagen incorporada al cuadro. Sus esculturas se mueven siguiendo un ritmo interior que no hace intuir una vida angustiada atrapada dentro de un mecan1smo de relojeria.
Dario Mora